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Salbutamoles

Portámoles y sanles y dejadeces de la cruz, del sábul como la estépula de la cara del piano parejo a días y paredes y poros en régimen viral de terminaciones y bestias que cuentan hasta setenta y uno o más realista que un ninja fajador de espaldas, de tréboles radicales que relacionan las reseñas de radio y les pintan las uñas de otro mídiri tadamoi en katakana sin el boceto de cualquier obra de flan de almendras y pichos y éxpode de eventos, de tres secretos, sin los cardos de apelaçáo y ojos muertos y amarillos como las crudas caras de marinero acogido y estampado entre los apólogos de ocupar las protagonistas de las puertas de puretas y huertos horteras de seis butanos sin las oxigenaciones necesarias para deambular con la cola de apellidos numerados y místicos en el punto de la paleta, de cualquier punto G tejido con entourage y materia prima, unjé, del papel, del económico de mutabilidad lenta para conceptuar la caricatura de antifaces revelando relativas cortas y testimonios de caballeros sometidos a explotación de monta dentro de sus expresiones de composición que enfocan atroces nanaes y ensayos para redibujar el aire, el triángulo con el envoltorio del quesito afilado o del macramento del demacrado en dirección al provecto planar de tonite corroído a medias por la mirada de la parodia de fríos en flyers de tinta y pelas de coche del tirón, y tinturas, y tardes de visitar la nada abierta justamenta al lado de otro resort de las pocas claves de escribir con endemientras y cocina de pelar escarabajos y freír veracidades de ravíntolas y fierros del buffet per se con el también que habla de especulaciones entre plato y plato y se sale de la inmediatez épica en pleno desconociendo los nacróticos desequilibrios obscenos del otro piemondo sobre el extracto de la pícea de pizcas como esponja pitancil y tenderetes con arroz; nada especial que convertir el acompañamiento de patacones y chinorri en la variedad de los momentos de intemperie de otra sesión de deslocalizadores con sabáticas redes en el tiempo para multiplicar la experiencia por si salen los nuevos mostachones como sectas para drogar al empleado y encender cualquier mejor empleo de la revelante inquietud de capítulos enteros de otro yastá.

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